La Ley Caduca

jueves, 19 de marzo de 2009

El referéndum

El miedo es un lugar común en el que caen los pueblos cuando son sofocados por la caída de una dictadura. Y también el miedo es el arma esgrimida por los cobardes cuando no quieren cumplir su castigo.

La apertura democrática uruguaya en 1984, no estuvo excenta de las viscitudes que acarrea el miedo. La vuelta a este sistema político fue un proceso largo, lleno de cicatrices y de altibajos.

Pero quiero que veamos como el miedo afecta explícitamente en este contexto.


* 1985-1988: Ante la gran cantidad de denuncias contra militares, el nuevo presidente democrático (el Dr. Julio Mª Sanguinetti), propone, junto con el Partido Nacional (enemigos acérrimos, en las buenas y las malas), la implantación de la llamada "Ley de Caducidad". Consta la misma, en una amnistía para con el anterior "gobierno". Se dice que cubre ambas partes, la de los militares, y la del movimiento guerrillero MLN-Tupamaros. Lo único que no se dice, es que al momento del golpe militar, el movimiento ya estaba desarticulado, y los tupamaros presos, pagando su culpa. Se vota la ley en el parlamento, teniendo la negativa en parte del Partido Nacional, y la totalidad del Frente Amplio.

* 1989: Los movimientos Pro-DDHH comienzan a recolectar firmas para derogar la "Ley de caducidad". Se logra el referéndum. La derogación pierde por un 43% contra un 51%.

* 2007: 18 años después, se vuelven a juntar firmas. Para lograr el referéndum se precisan 250.000 firmas de habilitados para votar, en una población de 3:).

¿Por que el miedo es factor fundamental?
Pongámoslo así. Usted en un ciudadano común y corriente. No matan a su padre, hermano, tío, abuelo, hijo, a su amigo. Sabe que todavia los militares tienen poder, que tienen armas. Que dicen que se fueron, pero negocian su ida. ¿Si ellos derrocaron un gobierno, para imponer un "Proyecto de Desarrollo Nacional", si mataron, torturaron, si a mí no me mataron a nadie, si tengo más miedo de que lo vuelvan a hacer si se vota una ley que los exime de culpas, a que no cumplan su condena, que voy a votar?

La ley no siempre es justa. Sobre todo cuando la democracia nunca fue una garantía.
¿Quien votó, el miedo o la población?
¿Es soberano el pueblo, cuando rondan los fantasmas?

¿Es justo que se vote, mirando desde la actualidad, un hecho del pasado?

¿Quién tiene el derecho a votar por los hijos, por los nietos, por los exiliados, que no podían poner su voto en ese entonces?

Lor dejo que reflexionen, les dejo para que opinen.

La foto fue tomada este verano, en un espectáculo de murgas de homenaje.

5 tuvieron ganas de opinar

Kitty Wu dijo...

No quiero ser tendenciosa...pero me gusta mas llamarla la "Ley de Impunidad"...uds ven!

19 de marzo de 2009, 22:19
Lu dijo...

Kitty, tengo muchas ganas de opinar sobre este tema, pero vengo de pelea tras pelea bloggera así que me tomo un break, jajaja.

El fin de semana vengo y dejó una opinión hecha y derecha!!!! Porque para cortitas y al pie yo no sirvo, no existe la palabra síntesis en mi vocabulario, jaja

No posteen nada nuevo!!! jaja.

Beso.

19 de marzo de 2009, 23:01
Lu dijo...

Kitty, no sólo estamos hablando del miedo en el pueblo, sino que la ley de caducidad fue aprobada bajo amenaza militar.

Será que, más allá de que empecé a estudiar Cs Políticas, en el campo en el que yo me siento cómoda es en el del derecho, que no puedo más que analizar todo desde el punto de vista de la ley. Por algo seré abogada, si dios quiere, jaja (rueguen que pronto!!!).

Es por eso que no puedo más que destacar que esta ley se aprueba contrariando los más elementales e importantes principios éticos y jurídicos de tu país Kitty. Esta ley desconoce la separación de poderes, viola derechos fundamentales y transgrede, flagrantemente, normas del Derecho Internacional de DD.HH que obligan al Estado a juzgar los crímenes de lesa humanidad.

Desde el punto de vista jurídico, la ley de caducidad es nula. Sus vicios se vinculan al mismo momento de su aprobación. Declarar la nulidad extinguiría todos sus efectos como si nunca se hubiera aprobado.

El Estado uruguayo, que es quien debe garantizar el goce de los derechos humanos a sus ciudadanos, es quien durante la dictadura los violó bajo un patrón regular de conductas aberrantes, torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. No fueron actos aislados. Se cometieron crímenes de lesa humanidad. Se comprobó la coordinación represiva entre los países de la región bajo el “Plan Cóndor”. Se reconoció, por parte de las Fuerzas Armadas, la existencia de vuelos clandestinos con personas que continúan desaparecidas.

Sin embargo y a pesar de los avances en la política de derechos humanos en relación con la dictadura, la ley de caducidad continúa siendo un obstáculo real para la justicia.

Además se olvidan de algo MUY improtante: los recientes procesos se vinculan con hechos sucedidos en MI país, fuera del ámbito espacial de aplicación de la norma de impunidad de TU país, la cual impide juzgar los crímenes de lesa humanidad ocurridos en el territorio uruguayo.

Por ende, conceptualmente, debe quedar fuera de todo margen de duda que, ante crímenes de lesa humanidad, la declaración de nulidad o inexistencia de la ley de caducidad se impone por mandato mismo del Derecho.

Si el Poder Legislativo advierte que una ley tiene un vicio jurídico intrínseco, de forma o de fondo, que causa su nulidad absoluta, no solamente tiene el derecho de declarar su nulidad, sino que tiene el DEBER de hacerlo. El hecho de que la ley no hubiese podido ser removida por un referéndum, no modificó cualitativamente su contenido antijurídico, ni lo convalidó.


Las generaciones actuales , tanto uruguayas como argentinas, reclaman remover las amenazas militares del pasado. No queremos más Julios López, ni en tu país, ni en el nuestro.

Las generaciones actuales reclaman construir un modelo de convivencia social con plena vigencia de los derechos humanos, sin miedos, sin impunidad y sin obstáculos para juzgar a quienes, amparados en el poder de la dictadura, cometieron las más crueles violaciones de los derechos humanos.

Han pasado veinte años desde la aprobación de la ley de caducidad. Entre 1984 y hoy, el mundo ha cambiado. Uruguay ha cambiado.

Ninguna ley es inmutable. Declarar la nulidad de la ley de caducidad es un imperativo histórico, moral y jurídico, que debe estar por encima de coyunturas políticas.

Declarar la nulidad de la ley de caducidad hace a la esencia misma de la Democracia, ya que no es ni será posible consolidar un Estado de Derecho democrático y pleno sin asumir que la Justicia es un elemento NO NEGOCIABLE.

Este es un tema que no solo les compete a los uruguayos, sino a todos los habitantes de latinoamérica. Como argentina, me siento igual de afectada que ustedes por esta ley de caducidad.

Esta ley no tiene que ser sometida a referéndum. Esta ley tiene que ser automáticamente anulada. Es NULA desde el momento mismo de su creación.

Convalidarla implica convalidar los crímenes de lesa humanidad y generar un descreímiento absoluto en el VALOR justicia.

Saludos.

22 de marzo de 2009, 1:58
Kitty Wu dijo...

Lucre...dsp de 20, y solo con la llegada de un gobierno de izquierda, el parlamento declaro la INCONSTITUCINALIDAD DE LA LEY DE CADUCIDAD. Creo que pasado el tiempo es donde se ven mas las secuelas, este tipo de gobiernos tinen mas aun efecto a largo plazo.
Un beso grande lucre!!

23 de marzo de 2009, 0:23
Anónimo dijo...

La verdad es que tu blog me sorprendio mucho,muy interesante.Voy a confesar que mis conocimientos sobre la dictadura en Uruguay son pocos.Pero se que el dolor es el mismo,que el sentimiento de impotencia ante el manejo de los gobiernos es el mismo...me voy a informar mas,voy a leer todo el blog...
Gracias por dejarme el link!

24 de marzo de 2009, 16:26